Cada
situación merece su propia atención, cada pregunta tiene su propia respuesta.
Para enfrentarse a cada segundo de vida, es necesaria, por tanto, la atención
constante.
A
pesar de no ser un gran descubrimiento que pueda compartir, ni la mera cita de
tantas conjeturas encontradas por aquí y por allá, es, sin duda, una gran y
profunda verdad.
H.P.Blavatsky, en Gemas de Oriente, dice: “El altar sobre el que se ofrece el sacrificio es el
Hombre; el fuego es la palabra, el humo es el aliento, la luz es la lengua, el
carbón es el ojo y las chispas son el oído”.
El destino puede
modificarse constantemente bajo el fuego creador del Verbo, tanto para favorecer o
desfavorecer las necesidades de la humanidad, y su evolución.
Podemos comprender
que, en la constante modificación de la ilusión, existe la posibilidad de
confundir los hechos con una realidad inquebrantable.
Desmenuzar cada
trocito de vivencia, podría llevarnos hasta llegar al fondo de las cosas, y
comprender su causa.
La ilusión de este
mundo, percibida a través de los sentidos, nos ofrece una visión estática de la realidad, pues el mundo exterior siempre estará afuera, percibido por nuestra mente.
Es en sí mismo donde
se encuentra la respuesta precisa, y la acción correcta.
Comentarios
Publicar un comentario